Un debate abierto los últimos meses en la Comunidad de Madrid, tanto a nivel político como a nivel de sociedad, ha sido sin lugar a dudas el de la concentración de contaminación en diferentes puntos de la capital.

En varios intentos por acallar rumores, por aparentar  profesionalidad y conciencia en salud, se tomaron medidas destinadas a la reducción del tráfico, de las zonas de aparcamiento y de reorganización del transporte…

Medidas adoptadas de un día para otro y con previsión de duración de entre 24 y 48 horas… Aquellos que cada mañana acuden a sus puestos de trabajo en coche, o a los comedores de colegios, o a las guarderías, igual pensaron:  “bueno, solo es un día en el que nos trastocan los horarios, mañana ya respiraremos mejor…”

Pero ha llegado la primavera, y los meses de invierno que nos ha tocado reorganizar nuestra agenda cada dos noches, parece ser que no han dado los frutos deseados.

Y es que las últimas semanas, las alergias han llegado más agresivas que nunca. A parte de los datos numéricos que muestran que los niveles de polen en aire se han disparado, han aparecido ya numerosos afectados por alergias primaverales que no lo eran con anterioridad.

Con la llegada de la nueva estación, temida por muchos, se muestran los estudios comparativos de datos técnicos y médicos que demuestran que este agravante de los cuadros alérgicos está directamente relacionado con los niveles de contaminación que se han registrado los meses previos.

En ciudades con alta contaminación en el ambiente, en las épocas de polinización, se genera una reacción química en el aire que respiramos originando así estos agravantes en los síntomas de las personas que padecen alergias y dando a la luz nuevos casos.

Así, las alergias a estas especies primaverales, se padecen en mayor medida en ciudades grandes que en zonas con menor actividad industrial donde posiblemente existan mayores especies vegetales.